Alrededor de los dos años (siempre dependiendo del desarrollo cognitivo de cada niño), surge el juego simbólico. Esta actividad ayuda a los niños, que se encuentran en esta etapa evolutiva, a conocer y formar una imagen del mundo que le rodea. Comienzan a evocar situaciones de la vida real que anteriormente han vivido o imaginado: escenarios de la vida familiar, de la escuela, cuentos o contextos imaginados. Recrear mediante el juego este tipo de situaciones les ayuda y fomenta el uso del lenguaje, la socialización y paulatina colaboración con sus iguales.
Hemos acunado muñecos, preparado ricos platos en nuestra cocina y hasta hemos bañado a nuestro compañero!!!
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